Cristina Aguayo
Estuve con Pappo en una reunión de prensa para auspiciar el Festival de Blues que hicimos en el cine teatro Broadway, con Celeste Carballo y otros. Recuerdo que constantemente me preguntaba si estaba bonito. Era muy simpático y nada tímido sobre todo con las mujeres, y yo lo cargaba diciéndole que era feo, pero que su guitarra hacía que uno lo viera hermoso. Y eso lo complacía. Siempre lo extrañaremos muchísimo.
Claudio Marciello
Pappo convocó a Almafuerte para participar en el disco Pappo y Amigos. Tuvimos una jornada maravillosa de grabación con él y después cada uno se fue yendo para su casa, menos yo, que me quedé hablando con él, en el estudio. Estaba muy bien en esa época y cuando terminamos de charlar, había llovido, era de noche, y me ofrecí llevarlo a la casa. Aceptó y cuando fuimos al auto –un Corsa de dos puertas-, éste tenía una rueda pinchada. Yo no estaba en muy buen estado, y Norberto me miró y me dijo "¿Estás en condiciones de cambiar la rueda?" Le respondí que sí, pero que me diera un poco de tiempo, porque tenía un pequeño choque de trenes en la cabeza, pero me pidió hacerlo él. "A ver si te lastimás", me dijo. Se sentó de culo al barro, sacó la rueda de mi auto, la cambió, le dije si quería manejar él y me respondió "No, si te agarro este coche yo, te lo rompo". Arrancamos, llegamos a su casa de La Paternal –yo vivía en Floresta-, bajó y me dijo "Lo que necesites, equipos, violas, lo que sea, me lo pedís y lo venís a buscar. Y venime a visitar cuando quieras porque en la panadería de la esquina de casa, las facturas son riquísimas".
Mono Izarrualde
Lo conozco desde fines de los años 60, cuando comencé a trabajar como músico en Buenos Aires. Fue y será el violero destacado del blues. Un tipo muy personal, con aspecto de duro, pero muy macanudo y llevadero. Una anécdota graciosa fue cuando lo invitamos al escenario de Obras con Piero y Prema, y Piero lo quiso vestir de blanco. ¡Pappo lo sacó cagando! El loco, siempre de negro con campera de cuero, se subió a tocar como lo hacía... tremendamente, mientras se reía viéndonos tirar flores blancas al público. Un día espectacular en mis recuerdos.
Claudia Puyó
Para nosotros un guitarrista único, fundacional. Tuve la suerte de escuchar muy pequeña, a los 12 años, una de mis bandas predilectas: Pappos Blues. Y en los años 80 tuve el placer de compartir escenarios zapando con él. Además, pude conocer “a los dos”. A Norberto cuando estaba solo y al “Carpo”, cuándo aparecía una persona. Pero en el fondo era un ser tierno y cariñoso, y amante de la música. Lo extrañamos.